Desde tiempos inmemoriales el tema de la langosta ha sido constantemente de actualidad, puesto que las invasiones y sus consiguientes estragos, con contadas excepciones, se han sucedido, año tras año, con ritmo cuasi matemático.
Tan vasto es este tema que quien quisiere abordarlo desde todos los puntos de vista, habría de llenar planas y más planas hasta formar grueso infolio; de ahí, pues, que aquí sólo he de tratar de los progresos alcanzados en la extinción de ese encarnizado y funesto destructor de nuestras cosechas agrícolas.
Divido en dos eras todo cuanto se relaciona con los conocimientos acerca de nuestra langosta voladora: la antigua o primitiva y la contemporánea o actual; ambas se unen y separan, al mismo tiempo, en abril de 1933, fecha en que se iniciaron, entre nosotros, los estudios sistematizados que tuvieron por cima los progresos a que me refiero en el parágrafo precedente.