Debemos atribuir el descuido en la explotación de nuestra riqueza ictícola a que, posiblemente, entre los primeros conquistadores, no llegaron a nuestras costas pobladores de zonas pesqueras. Solo asi puede explicarse que esta enorme riqueza, cuyo porvenir no dudo en compararlo con el de la agrícola-ganadera, haya quedado tantos años abandonada y sin aprovechamiento.