El recordado XVI Congreso de Veterinaria resolvió pedir —de manera perentoria— a todos los países miembros y a las diferentes organizaciones internacionales, como la FAO, y la OIE (Office International des Epizooties), que intensificasen sus esfuerzos en la lucha y erradicación de las enfermedades de los animales que constantemente amenazan a la salud humana, en su amplia concepción. Se estimó entonces, igualmente, que esa lucha, esa erradicación, es esencial para la elevación del nivel de vida del hombre, y que esa actividad debía ocupar un lugar de primer plano. Era, pues, un deber inexcusable de la Veterinaria Argentina contribuir en la medida de sus posibilidades, que son grandes, al cumplimiento de ese propósito fundamental.