Para que el éxito acompañe y corone cualquier campaña de profilaxis, es menester la concurrencia simultánea de distintos factores, a saber: el profesional, en su doble papel de asesor y de contralor; el productor, ejecutor de las disposiciones adoptadas y sin cuya decidida colaboración el fracaso, en unos casos, y la dilación innecesaria de los planes, en otros, es la consecuencia ineludible, y la vacuna cuya eficacia es, a no dudarlo, la pieza maestra del esquema. La experiencia propia y la ajena destacan la importancia de la exacta información de los distintos sectores comprometidos, vale decir, la preparación previa del terreno para poder esperar frutos acordes.