Las malformaciones en fetos y recién nacidos que ha provocado en el año 1962 la thalidomida y que son de conocimiento público, pues han tenido amplia difusión, justifican una apreciación del problema desde el punto de vista de la patología comparada. Si bien es cierto que la medicina veterinaria se ha beneficiado grandemente por extensión de los conocimientos médicos, no lo es menos que el enorme campo experimental de que dispone la veterinaria es de gran aplicación en medicina humana. Lamentablemente, en nuestro país la cooperación entre especialistas de la patología humana,, animal y vegetal no ha llegado al grado que correspondería.