El futuro alimentario y sanitario de la humanidad será asegurado, por variedades agrícolas más y más productivas y, al mismo tiempo, más adaptadas a las diferentes (variables y tal vez erráticas) condiciones ambientales, en especial climáticas y simbióticas, y en equilibrio con agentes patógenos.
La solución más oportuna tendrá que fundarse en el uso racional de los sistemas génicos mono- y/o poli-factoriales, ya existentes y accesibles en el amplio panorama de variación creado en los 10 milenios de civilización agrícola, constituidos en diferentes situaciones geográficas, climáticas, orográficas y edáficas, y por diferentes etnias y culturas.
Un patrimonio extremamente amplio ha sido localizado en las regiones circum-mediterráneas y en América Latina. Este patrimonio está amenazado por la drástica y dramática reducción de la biodiversidad local, causada por la introducción de variedades altamente productivas, pero muy uniformes, generalmente por su base genética muy restringida.
Por tanto surge la exigencia de un programa sistemático y permanente de colección y conservación de recursos genéticos, acompañado por un amplio e inmediato proyecto de evaluación para individuar las secuencias génicas de interés cualitativo, cuantitativo y adaptativo, especificas de cada raza y especie.