El mejoramiento genético de una especie es sólo posible si existe la variación genética deseable. El interés del hombre en procura de hacer sus plantas domésticas más productivas, lo ha conducido a mejorar el manejo de los cultivos y a seleccionar las formas genéticas más eficientes. Y así ha llegado a lograr rendimientos de granos que sobrepasan con holgura las 10 toneladas/ha en condiciones óptimas, y los valores potenciales se orientan hacia el logro de la duplicación de esos rendimientos. Sin embargo, los fitotecnistas son concientes de que esa producción debe ser constante a través de los años, dentro de los riesgos esperables en toda aventura biológica. Dentro de esa seguridad de cosecha que se busca, fenómenos que producen stress constituyen uno de los factores a los cuales se les da mayor atención cada día. Es mi propósito, por consiguiente, tratar este último problema desde el punto de vista de las perspectivas futuras en el mejoramiento. El interés reside en definir fisiogenéticamente el problema, dejando para los demás participantes expandir el problema y describir otros ejemplos.