El programa “Excesos y deficiencias de agua en la República Argentina” surgió de la comprensión de la magnitud que este problema, aún no resuelto, tiene en la evolución económico-social argentina y frente a la posibilidad de que, con la aplicación de nuevas técnicas, se obtenga su esclarecimiento al nivel que permiten los conocimientos científicos actuales. Desde la introducción en el país del primer modelo de balance de agua del suelo en 1948 (Thomthwaite, 1948; Burgos y Vidal, 1951) resultó evidente que sólo con el perfeccionamiento de una metodología similar se podría tender hacia una adecuada evaluación de las condiciones de humedad y aridez del clima, y de los episodios extremos como las sequías y excesos de agua que tanta importancia tienen en las fluctuaciones económicas del país, cuantificar el efecto del factor hidrológico como determinante de los grandes biomas y los tipos de suelos y eventualmente disponer de un elemento eficaz como predictor de la productividad natural y agrícola.