Parecería incongruente calificar al triticale de cultivo promisorio cuando ya se siembran en todo el mundo más de un millón de hectáreas, siendo en consecuencia una evidente realidad. No obstante, son tantas las posibilidades futuras que ofrecen los triticales, ahora en plena etapa de mejoramiento y experimentación, que no parece desacertado considerar a este cereal sintético como un cultivo con promisorias perspectivas, acaso uno de los que más contribuirá a satisfacer las necesidades del hombre en materia de más y mejores alimentos.