Juan Domingo Perón, en su tercera presidencia, se dirige a la multitud desde el balcón de la Casa Rosada. Acompaña permanentemente el discurso la ovación y los cánticos desde la plaza. Perón advierte sobre la existencia de "enemigos" y llama al pueblo a unirse. Afirma que su gobierno no cederá a presiones de "los que tiran de la derecha ni los que tiran de la izquierda". También se vitorea a la primera dama, María Estela Martínez de Perón. El presidente llama a "vigilar" en defensa del rumbo del gobierno. Hacia el final del discurso, la multitud entona la marcha peronista. Perón culmina con su recordada frase: "Yo llevo en mis oídos la más maravillosa música que para mí es la palabra del pueblo argentino".