Eva Perón, primera dama de la Nación, recibe públicamente la propuesta de ser candidata a vicepresidente. Comprometida su salud, pide tiempo para responder (finalmente no se postulará) y el día pasará a la historia como el "Día del Renunciamiento". Ante el acto denominado Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951, organizado por la CGT, explica sus razones y ratifica su compromiso con Perón y con el justicialismo.
Se escucha también la reacción de la multitud reunida, las propuestas de paro general para presionarla y la voz del secretario general de la CGT, José Espejo, proponiendo una espera de dos horas por una definición. Luego de 5 días, Eva Perón anunció por radio su decisión irrevocable y definitiva de renunciar a la candidatura a vicepresidente.