Este ensayo aborda la dimensión conflictiva como base del orden social y rechaza las posiciones liberales, las alternativas postpolíticas y los esencialismos de clase. En este sentido, recupera al antagonismo en la base de la articulación política como condición inerradicable para pensar la institución de la sociedad y asume que la constitución de un orden social precario, contingente y momentáneo evidencia una sutura ante la imposibilidad de un cierre definitivo. Este imposible manifiesta el carácter endeble del orden instituido políticamente. En ese marco, tanto el agonismo como el populismo se presentan como lógicas políticas que no eluden el conflicto y que permiten pensar la institución misma del orden social.