La producción e importancia primordial del maíz como grano forrajero, hacen que se sindique al maíz como el cereal más representativo de los países desarrollados.
Por su producción mundial, ocupa el 2° lugar, después del trigo, con 481 millones de toneladas, de las que el 64 % corresponde a los países desarrollados.
Estos son, a su vez, los principales exportadores y consumidores por ser también los más importantes importadores, con un 71 % de las 68 millones de toneladas de maíz que se comercializan por año. (FAO, 1987).
Estas circunstancias y otras características genético-fisiológicas de la especie han permitido una evolución sorprendente de la capacidad productiva, que se traduce en los elevados rendimientos unitarios alcanzados. El promedio mundial es de 36 qq/ha., pero el de los países desarrollados es de 60 qq/ha. y EE.UU., que es el principal productor, ha llegado en 1986 a un rendimiento medio de 75 qq/ha.
(FAO, o.c.).
Esta evolución se ha obtenido con la aplicación de los avances científicos más modernos, en el mejoramiento genético y en la tecnología de cultivo.