Este trabajo parte del estudio de las relaciones siempre complejas entre literatura y política desde mediados de la década del cincuenta hasta los setenta, e intenta reconstruir algunos de los rastros o marcas dejados en el presente por esa época de nuestra historia abruptamente cortada por la última dictadura cívico-militar. Propone un modo de leer esta trama a partir del vínculo que une la literatura con otros saberes, prácticas y experiencias considerados, en general, en los bordes o fuera de sus límites institucionales. Para eso, presenta un análisis de dos textos distanciados por casi cuarenta años, en los que pueden leerse algunas de las escenas que atraviesan y permiten establecer dicho vínculo, en términos de sus condiciones de producción y lectura crítica, focalizando la relación entre escritura y legalidad como problema de la teoría y los juicios de la crítica literaria.