La década del 90 significó para Argentina un proceso de verdaderas transformaciones en el escenario de la industria audiovisual. Se generó un proceso de privatizaciones sobre la Televisión pública y una consecuente conformación de conglomerados multinacionales que iniciaron una sucesiva importación de contenidos. Se observó una importante caída del sector cinematográfico con cierre de salas y caída en la producción de films. Mientras tanto, se mostraba un floreciente crecimiento de la TV cable, que colocó a la Argentina como uno de los países con mayor consumo en el mundo de televisión paga.
Este proceso estuvo basado en un significativo corrimiento de la explotación de las riquezas del Estado a manos privadas, entre ellos la empresa petrolífera YPF, los servicios públicos de agua, luz y gas, y también el universo de las telecomunicaciones. La intervención política del menemismo sobre la Ley de Radiodifusión, que permitió a los medios gráficos fusionarse con medios radiales o audiovisuales, posibilitó la conformación de multimedios y, sobre todo, de origen transnacional.