Referirse a la acción de dirigir y/o administrar un medio de comunicación puede sonar como una tarea fácil. Sin embargo, en estos tiempos que corren, exigentes y competitivos, nada es así. ¿Quiénes son los que en realidad llevan las riendas del negocio? ¿Son periodistas con vocación y pasión –como lo ha sido tradicionalmente- o son empresarios en búsqueda de réditos económicos? Dentro de una empresa periodística existen dos pulsiones, en constante tensión. La parte empresarial es la quiere maximizar el lucro, y la parte periodística es la que quiere maximizar su llegada al público. El problema es que no se logra una sin la otra. Por más que una aspire a maximizar su aceptación ante la audiencia simplemente, si no maximiza la rentabilidad, no logra llegar a ella, de la misma manera que no logra maximizar el lucro. Ya nadie puede negar que los medios son, cada vez más, productos económicos. Y un comunicador que se precie de tal, hoy, debe ser consciente de los pormenores de la realidad del mercado actual. En este contexto, el conocimiento del “negocio periodístico” y de la importancia de los medios como actores políticos dentro de la sociedad no puede resultarle completamente ajeno.