Mi proyecto de investigación propone analizar el (re)surgimiento y la incipiente consolidación del "cine militante". Hemos asistido, durante la década del 90’, a un proceso de repolitización del audiovisual. Desde él emergieron nuevas condiciones de visibilidad y marcos de lo decible de nuevos actores políticos. Uno de mis objetivos fue, y continúa siéndolo, dar cuenta de cómo “la producción y la distribución de la cultura tiene lugar en un sistema económico específico, que está constituido por las relaciones entre el Estado, la economía, las instituciones y las prácticas sociales, la cultura y las organizaciones como los medios de comunicación” (Kellner, 1998 pp. 22). Me planteo, entonces, al cine, a los medios audiovisuales, como un espacio de construcción de memorias -en plural-, de disputas sociales acerca de esas memorias, de su legitimidad social y su pretensión de verdad (Jelín 2002).