Este trabajo permitió poner en evidencia que, en la actualidad, la inseguridad se ha tornado en uno de los más importantes –sino el principal- eje organizador de los modos de la vida cotidiana. Las representaciones sociales que los sujetos poseen sobre inseguridad, aunque no siempre encuentren correlato con aquello que podríamos decir que objetivamente sucede, son significativas desde su forma de percibir el mundo. Y, en el caso de Balcarce, estas formas de percibir se construyen en la confluencia de múltiples factores entre los cuales tres se destacan por su fuerza formativa: el conflicto de identidad que produjo el desorden provocado por estos hechos que irrumpen en su vida cotidiana; la constante comparación con Mar del Plata y lo que produce el miedo a ser ciudad; y los discursos sobre inseguridad que provienen especialmente del Estado y de los medios.