Las bacterias, esos seres primitivos, cuyo origen se remonta hacia el comienzo de la vida en la Tierra, demostraron, a través de los siglos, su gran capacidad para adaptarse a las condiciones más rígidas de sobrevida. Es así que no existe casi lugar sobre el planeta, donde no estén presentes, soportando situaciones extremas de acidez, alcalinidad, salinidad, desecación y temperatura, que les posibilita vivir en un medio sin competidores. Son seres unicelulares, pero el estar constituidos por una sola célula microscópica no es un impedimento, ya que conforman poblaciones de miríadas de individuos que aseguran un destino común.