El trabajo pretende abordar el derecho a la comunicación como práctica social, superando la concepción de lo subordinado como única condición posible de lo popular: como destino inamovible de prácticas sólo capaces de resignificar lo dominante. Se trata de cambiar el foco de la preocupación, concentrando la mirada en la búsqueda de acciones que articulen colectivamente sentidos cuestionadores de la desigualdad, y concretarlos en actos productivos. Esta perspectiva está relacionada con la necesidad de tener presente en cada análisis de la problemática comunicacional la desigualdad socioeconómica y sus implicancias culturales.
Por lo tanto, se postula como inquietud central, derivada del análisis del aporte de los estudios culturales, la necesidad de fomentar el hallazgo colectivo y comunitario de experiencias productivas de pronunciación, es decir, la recuperación de una voz silenciada, producto de condiciones históricas de desigualdad.