¿Cómo es posible vivir sin leer? ¿Se puede vivir sin leer? ¿Y sin escribir? Según una encuesta nacional sobre consumos culturales realizada por la Secretaría de Medios de Comunicación de la Nación y supervisada por el INDEC en 2005, el 52% de los argentinos no leyó un libro durante 2004 y el 61% reconoció no recordar el nombre de ningún autor. Numerosos sondeos, tanto de organismos públicos como de privados, dan cuenta de una misma realidad: la sociedad se ha divorciado de la lectura y quienes aún practican ese hábito prefieren textos de autoayuda, novela histórica, entre otros.
Entonces, la pregunta acerca de las razones que justifican aquel 52% es inevitable. Además, a la problemática de la no lectura se suma una mayor, la de la comprensión y la de la producción de textos.
Cuantiosos son los trabajos que han intentado e intentan dar respuestas, en especial aquellos formulados desde el campo de la educación, las letras, la sociología y la psicología que han sido tomados como antecedentes para el desarrollo de este proyecto, pero no, desde la disciplina de la comunicación.
Ahora bien, ¿es tan así? ¿Qué pasa con los jóvenes? Ocuparse de cómo y qué leen y escriben los jóvenes es una forma de tener en cuenta su mundo. Y ese es el sentido del proyecto de investigación intercátedra del Taller de Comprensión y Producción de Textos I y II de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata.