En América Latina, pobreza, calidad de vida y sustentabilidad son términos ligados estrechamente a la noción de desarrollo, sobre todo en proyectos locales orientados al cambio social. Históricamente han sido -y siguen siendo- las agencias expertas e instituciones vinculadas a la salud, la educación y el medio rural quienes promueven la mayor parte de estos proyectos y operacionalizan las estrategias de intervención.
La oportunidad de participación de los actores involucrados aparece como una de las principales herramientas para favorecer el desarrollo humano, aunque en un importante número de casos la misma se lleva a cabo en forma simbólica o se implementa sólo en algunas de las etapas del proceso.
Este trabajo analiza la necesidad de promover la participación plena de los sujetos sociales en los programas de desarrollo y su intervención desde la definición misma del problema hasta el diseño de las estrategias de acción, incluyendo las diferentes instancias de gestión del conocimiento.