El concepto de asociatividad empresaria se entiende como un mecanismo de cooperación flexible entre empresas, donde cada una, sin perder su autonomía, decide voluntariamente participar de un esfuerzo conjunto para la obtención de objetivos comunes.
El hecho de asociarse permite a las empresas obtener economía de escala a través de la colaboración interempresaria, sin tener que reunir la inversión en una sola firma.
Las particularidades de los mercados actuales, altamente competitivos y tendientes a la gran concentración económica, obligan a las empresas que desean permanecer en los mismos a adaptarse, comprendiendo la dificultad de competir en forma atomizada.
Frente a tal situación una de las mejores propuestas para las PyMEs (pequeñas y medianas empresas) es quizás la de los proyectos asociativos, sobre todo teniendo en cuenta la dimensión de estas organizaciones.
La formación de comunidades productivas y sociales de empresarios conscientes de su responsabilidad tanto individual como asociativa es tal vez una de las claves más importantes para alcanzar los nuevos niveles de competitividad.
El proceso de asociatividad es complejo y abarca una variada gama de modalidades que se dan a partir de la necesidad de adquirir una ventaja competitiva para lograr una mejor posición en el mercado.