El tratamiento del tema de los procesos de enseñanza y aprendizaje genera ciertas resistencias en la docencia universitaria, sobre todo en quienes además de la tarea áulica ejercen otras de investigación disciplinar. Se tiene la peculiar idea que, para ser un buen docente en la Universidad es suficiente con disponer de un conocimiento profundo de la asignatura. Así, en esta concepción, los saberes del historiador y del profesor —en un lugar de indiscutible prioridad— son la clave del éxito. En consecuencia, se atribuyen las deserciones, los fracasos y los bajos rendimientos, a las dificultades socioeconómicas, a la formación intelectual del estudiante, a su escasa disponibilidad para la lectura, entre las principales razones.
Tal vez las reticencias comentadas con anterioridad se deban a que con frecuencia se ha intentado desarrollar capacidades en los alumnos fuera de los contenidos científicos. Cabe aclarar que, en este trabajo, los contenidos disciplinares son parte relevante de las estrategias educativas.