Parece existir un consenso entre los profesores acerca de qué Historia enseñar: una historia renovada en la que se entrecrucen los rasgos sociales, económicos y políticos de una sociedad del pasado. Sin embargo, al cambiar la narración histórica por explicaciones más conceptuales la Historia ha pasado a ser una materia "dificil" para los alumnos y alejada de sus preferencias. Por otra parte, los nuevos Contenidos Básicos Comunes que próximamente tendremos que llevar a la práctica no sólo están diseñados con una nueva orientación historiográfica sino que introducen como novedad la enseñanza de procedimientos propios de la Historia.
En el presente trabajo nos centraremos en el análisis de los textos de Historia, en tanto éstos constituyen el principal material que utilizamos los docentes. Sin embargo, no desechamos el uso en el aula de otras fuentes históricas, sino que sólo pretendemos realizar un recorte en nuestro objeto de estudio y con esto deseamos que no se nos acuse de sobrevalorar los documentos escritos, como hacían los positivistas. En este sentido, pensamos que los textos escritos, ya sea el libro de texto o fuentes de cualquier índole, siguen constituyendo un material insoslayable para el trabajo escolar.