Los orígenes del movimiento feminista argentino se encuentran estrechamente vinculados al ámbito universitario. Aunque pertenecientes a distintas agrupaciones de mujeres, entre las feministas más notables de inicios del presente siglo se destacaron las primeras universitarias. Intuyéndolo o sabiéndolo a ciencia cierta, las pioneras universitarias comenzaron a quebrar un mito que se había extendido por siglos: aquél que rezaba que a las mujeres no les correspondía acceder a los conocimientos socialmente legitimados y de más alto nivel, ni a las profesiones más prestigiosas y mejor remuneradas, por el sólo hecho de ser futuras madres y esposas.
A diferencia de lo ocurrido en la enseñanza primaria y secundaria, la incorporación de las mujeres argentinas a la universidad fue tardía y conflictiva. Posiblemente puede explicarse este hecho porque la universidad constituía un paso ineludible de entrenamiento y legitimación en la carrera hacia el poder político y social.