Comúnmente se hace referencia a diferentes aspectos vinculados a la “dimensión política” de la crisis argentina de fines de 2001, comienzos del 2002. En general, entre otros elementos, se habla de cuestionamientos a la política, crisis de los partidos políticos, crisis de los mecanismos tradicionales de representación, crisis de liderazgos políticos. Ahora bien, en este trabajo la crisis representa un punto de partida a la hora de pensar otra cuestión. En ese contexto se produjo un fuerte protagonismo de la sociedad civil en el campo de las políticas públicas (pero sobre todo en el de las políticas sociales), a través de diversas modalidades de intervención, acompañado por cierto discurso estatal y de organismos internacionales de asistencia crediticia.
Concretamente, aquí se está pensando en el conjunto de políticas sociales planteadas como respuestas estatales para el logro de la “inclusión social” a partir de la crisis, las que como elemento distintivo parecen haberse sustentado en un “deber ser” de la participación de la sociedad civil.
Partiendo de este escenario, la hipótesis que guía este trabajo es que la crisis de 2001-2002 ha exacerbado el descontento persistente en la sociedad con relación a la política, lo político y los políticos, lo cual entre otras cosas explica y a la vez posibilita la creciente legitimidad que fue teniendo la sociedad civil como actor protagónico en las políticas públicas. La sociedad civil apareció como una alternativa al presentarse (incluso desde el propio Estado) como un espacio “ajeno” a lo estatal y en muchos casos por su supuesto carácter “antipolítico” o “apolítico”. En este marco, resulta de interés preguntarse cuál es el lugar de lo político en el discurso de la sociedad civil y de qué manera esta visión negativa y/o positiva sobre lo político explica, a la vez que posibilita, su protagonismo en las políticas sociales.
Párrafo extraído del texto a modo de resumen