Entre filosofía y literatura se desliza un territorio de multiplicidades que abren al vínculo de diversos puntos en plurales direcciones diversificadas de tal modo que la heterogeneidad que habita/mos es vincular y vinculante. Esta comunicación se desplaza en ese territorio en el que quiere tejer vínculos entre la metáfora del laberinto y el mito pedagógico, a fin de desterritorializar las conexiones encalladas entre la enseñanza y el aprendizaje.
Apoyada en la noción de Rizoma, desde la que Félix Guatari y Gilles Deleuze hacen mapas conceptuales y deseantes, nos animamos a pensar una línea de fuga: una pedagogía del silencio y del goce que, animada por una lógica de la invención, elija, sin arborizarse en la lógica de la totalidad ni re-duplicarse en la lógica de la diferencia, al mapa como método, al rizoma como currículo y a la escuela como laberinto.