La teoría crítica de la cultura de Theodor Adorno ofrece múltiples perspectivas para abordar el mundo contemporáneo. Sin embargo, su crítica a la industria cultural parece descansar en una serie de prejuicios contra la cultura de masas que recluirían necesariamente sus análisis a una visión elitista y anacrónica, que sólo valora la tradición de la alta cultura europea y el juicio estético-filosófico del arte. Quisiéramos problematizar en este trabajo el supuesto de esta consideración, que interpreta apresuradamente el análisis que hace Adorno de la cuestión de la técnica en la esfera cultural del capitalismo tardío. Contra lo que se suele pensar, Adorno no adoptó nunca la posición de un apocalíptico cultural neo-romántico, que rechaza cualquier relación entre las técnicas modernas y el arte. El cine ofrece un caso emblemático de esto que nos proponemos analizar para demostrar el auténtico contenido de la crítica adorniana a la industria cultural. Intentaremos mostrar, en nuestras conclusiones, los momentos esenciales del proceso a través del cual –para Adorno- el cine deviene arte.