Un ámbito fundamental de formación de los productores es la escuela rural pero la realidad nos indica que después de concluir o abandonar la escuela, la mayoría de los alumnos rurales, en una primera etapa, van a dedicarse a actividades agropecuarias en las cuales fracasan, entre otras razones porque la escuela rural no los capacitó para producir, administrar predios rurales y comercializar la producción con mayor eficiencia, ignorando que este es el primer requisito para que puedan incrementar sus ingresos y vivir con dignidad en el medio rural.
En una segunda etapa, luego de fracasar en las actividades rurales, esos ex productores emigran a las ciudades insertándose en actividades urbanas precarias.
El abismo existente entre aquello que la escuela enseña y lo que el alumno necesita es perjudicial para los jóvenes, el sector productivo y el futuro del país y es un ámbito de intervención para las instituciones que cuenten con recursos humanos, que se pongan al servicio de su comunidad de pertenencia.
Esto es posible partiendo de un conocimiento real de la situación educativa en las zonas rurales, a partir del cual elaborar programas de capacitación de docentes y alumnos, que tiendan al desarrollo integral de dichas zonas.