En los últimos años el concepto de Estado y, por consiguiente, las funciones que el mismo cumple en la actualidad han sido repensadas, reformuladas y modificadas. Sin embargo, uno de sus principales obligaciones todavía persiste bajo su órbita: la represiva.
En ese sentido, el artículo se propone observar las prácticas y discursos que produce la violencia estatal en pos de conformar sujetos identificados como “individuos peligrosos”. Estos discursos definen sujetos que deben ser controlados y encerrados por ser considerados una amenaza al orden social desigual existente, de un capitalismo contemporáneo que se caracteriza, en su etapa neo-liberal, por una desaparición y reducción del Estado económico-social y el fortalecimiento del Estado Penal.