La complejidad creciente de los problemas sociales actuales, la activa participación de numerosas organizaciones de la sociedad civil en temas públicos y los cambios globales en materia de relaciones entre empresas, Estado y sociedad civil, producidos en las últimas décadas, han modificado la manera en que estas últimas deben comunicarse con sus públicos de interés.
La comunicación externa e interna de las empresas y la de sus máximos ejecutivos, en tanto no tiene un fin comercial inmediato (todas lo tienen en el mediato), conocida también como comunicación corporativa es de carácter político. Su fin último es ganar y retener influencia para retener, aumentar o recuperar el poder comercial de la compañía. Se diferencia de la comunicación de la política tan solo en el discurso de los mensajes, en el contexto en el cual éstos se desarrollan y transmiten y en su intencionalidad.