La tomografía por emisión de positrones (PET, por sus siglas en inglés Positron Emission Tomography) es actualmente la herramienta diagnóstica más exhaustiva de la imagenología oncológica, con una incidencia creciente en cardiología y neurología. La obtención de la imagen con el PET es una técnica de alta complejidad muy empleada actualmente y cuyos resultados tienen enorme trascendencia diagnóstica proveyendo datos que ilustran sobre cambios específicos de procesos que tienen lugar a nivel molecular.
El PET, como la mayoría de los formidables avances que se observan en las nuevas formas de diagnóstico y tratamiento (Radiología Digital, Tomografía Computada, Resonancia Magnética, Laser, Ultrasonido, Radioterapia), proviene de conocimientos y técnicas aportadas fundamentalmente por la física. En el último medio siglo, además de la física, la biología, la medicina, la bioquímica, la química, la ingeniería, la computación y distintas técnicas de digitalización y tratamiento de las imágenes han contribuido con aportes centrales a las modernas técnicas de alta complejidad empleadas en el terreno de la salud. Por este motivo es que la modalidad PET excede los límites de cualquier formación unidisciplinar. Se incorpora así, un nuevo campo de estudio conocido hoy como Física Médica.
El nuevo concepto de Diagnóstico por Imágenes (DxI), surgido de la integración de las modalidades tradicionales está indicando que estamos frente a un fenómeno nuevo eminentemente multidisciplinario. En este nuevo ámbito, cada uno de sus actores, sin perder el eje en su formación de base, debe conocer los nuevos desafíos que restan por solucionar. En lo que respecta al PET, el incentivo es profundizar en el objetivo central de la Medicina Nuclear que es la detectabilidad temprana de las alteraciones metabólicas.
En este nuevo escenario del uso de la tecnología PET, se ha generado la necesidad imprescindible del entendimiento de dos profesionales centrales, el médico especialista y el físico médico.