Este trabajo busca interceder en la discusión de un problema que se nos aparece a los docentes como una trampa: luego de muchos años de reclamos por modificar la enseñanza de la historia en la escuela, se produjo una profunda reforma que, a medida que avanza, nos deja la impresión de que, en vez de mejorar, el conocimiento de nuestra disciplina en la escuela está empeorando. Un elemento que creo importante en esta valoración apareció en enero de 2001, cuando la Academia Nacional de la Historia presentó un informe con el propósito de profundizar las críticas a la reforma educativa que comenzara en 1993.