A partir del fuerte impacto que tuvieron los estudios de género (visibilizando prácticas y discursos acallados) y en especial de los estudios de la mujer, han surgido en el campo literario argentino una serie de propuestas específicamente narrativas que se propusieron incorporar esos aportes y situar en el centro de los debates estético- ideológicos la figura de algunas pioneras de la reivindicación de los derechos de las mujeres en especial y de los derechos humanos en general.
El efecto de estos discursos literarios es el de plantear nuevas lecturas tanto del corpus textual de algunas autoras como de su itinerario biográfico, rescatando el valor intrínseco de una praxis que sentó las bases del movimiento feminista y de sus teorizadoras o bien planteó conductas cuyo valor inusitado resultó ejemplar o paradigmático para las generaciones ulteriores.
Tal es el caso de Silvia Miguens, escritora argentina nacida en Buenos Aires en 1950 que ha cultivado con éxito un género de amplia repercusión en el mercado del libro argentino como es la novela histórica, pero al que le incorpora una inflexión feminista. Miguens no sólo se propone narrar la historia de ciertas figuras del pasado argentino (en especial el del siglo XIX), sino que estas figuras se caracterizan por haber ocupado lugares que el sistema patriarcal (en tanto que sistema de asignación de poderes donde la diferencia sexual está asociada a una jerarquía desigual) les había vedado.