En el año 2001 el Consejo Federal de Cultura y Educación organizó, a través del Ministerio de Educación de la Nación y en ocasión del 25 aniversario del golpe del 24 de marzo de 1976, un concurso de monografías destinados a estudiantes del nivel Polimodal de todo el país, pertenecientes a escuelas tanto públicas como privadas.
La convocatoria, titulada “Concurso nacional de monografías: La dictadura militar. 25 años después del Golpe”, reflejaba una inédita voluntad institucional de impulsar una política nacional de rememoración crítica y afianzamiento de las instituciones democráticas. Esa constancia se expresaba en los objetivos de la convocatoria, entre los que se destacan la voluntad de “colaborar con la escuela en la tarea de estimular el ejercicio de la lectura crítica del pasado, la reflexión sobre las causas y las consecuencias del Terrorismo de Estado y la exposición fundamentada de las propias ideas al respecto” así como de “promover procedimientos y actitudes propios del espíritu crítico que integra, en medida relevante, las condiciones subjetivas que reducen la posibilidad de instauración de un régimen autoritario”.1 El resultado de la convocatoria fue sorprendente: el Ministerio recibió 1073 trabajos monográficos procedentes de las diversas regiones del país. Si tenemos en cuenta que la gran mayoría de los trabajos fueron elaborados grupalmente, y si consideramos la participación de los profesores tutores en la guía y supervisión de las producciones, podemos decir, a grandes rasgos, que la convocatoria logró involucrar, por lo menos, a unas 3500 personas como mínimo.
Si bien es cierto que se trata tan solo de un mínimo porcentaje de la población estudiantil, si consideramos las precarias condiciones de difusión del concurso y la falta de una tradición participativa en este tipo de eventos, podemos considerar que se trata de una cifra bastante alentadora que nos permite sospechar que, efectivamente, existe un interés extendido en el abordaje de esa porción de la historia argentina que, por su cercanía temporal y por sus efectos aún no cerrados, se suele denominar como historia reciente.