En la película Buena vida delivery, se encuentra reflejada la crudeza de un país azotado por la crisis económica. Con una presentación formal que hace gala de un humor tragicómico, en este caso, se podría pensar que en el film hay una cierta tendencia a la época vivida en el año 2001 y, sobre todo, un registro evidente sobre la Argentina de ese período, la actualidad y los temas locales.
Se trata de dar cuenta de que las representaciones sociales van constituyéndose en un determinado territorio, construyendo, a través del tiempo y generaciones, identidades insustituibles y específicas de una región que los convierten en únicos; se van organizando tras la experiencia de la vida cotidiana, lo cual, condiciona los modos de percepción de ciertos discursos protagónicos como prácticas elementales.
Es una mirada crítica y particular sobre los fenómenos que se contextualiza: la crisis, la explotación, los “okupas”, el maltrato, el desempleo. El ciudadano, en un territorio determinado, construye una identidad, representaciones, una cultura y costumbre propia, logrando un vínculo con los otros, y distinguiéndose con lo demás.