La tierra constituye un bien especial que existe en la naturaleza y como no es un producto del trabajo social, no concentra valor, pero tiene un precio: valor del suelo, así la misma es intercambiada con el resto de los bienes y puede ser apropiada individualmente. Además, el suelo es un producto que tiene una localización fija; su intercambio en comparación con otros bienes, se realiza con poca frecuencia; sus usos, las mejoras y las estructuras que sobre él se efectúan proporcionan la oportunidad de almacenar riquezas. El suelo puede considerarse valor de uso y valor de cambio actual y futuro. Para cada individuo y/o grupo, los valores de uso son diferentes y estos valores reflejan una combinatoria de necesidades, hábitos y costumbres, y pautas sociales y culturales.