Desde hace algunos años el concepto de (in)seguridad cobra relevancia en las agendas mediáticas, y se convierte en una de las preocupaciones más importantes de la población. Los lugares de enunciación vinculados a las “seguridad” operan, hoy por hoy, como una eficiente maquinaria de producción de visibilidad, credibilidad y, lo fundamental, agenda para el debate. Es así que, las encuestas revelan que, en la actualidad, la primera demanda de las poblaciones de Argentina, México, Brasil, Venezuela y Colombia es, precisamente, la de seguridad cotidiana.
En Argentina, específicamente, la triada violencia, seguridad e inseguridad se reactualiza y cobra nuevos sentidos no sólo en los medios masivos de comunicación sino también por la demanda concreta de “seguridad” –a través de prácticas y discursos– de un sector de la sociedad. A lo largo del presente trabajo buscamos analizar cómo ese discurso dominante sobre la “inseguridad” se filtra en el entramado simbólico de la sociedad y se transforma sedimentándose como sentido común.
En esta reflexión nos interrogamos no sólo por el sentido que se le otorga al concepto de seguridad, sino también por las prácticas concretas que conlleva o produce pensar en términos de esa “seguridad”.