Como señala Nicolás Casullo, el exilio es, ante todo, una pérdida que implica una serie de interrogantes que hacen al sentido de la vida. El exilio se asocia a la expulsión de un sujeto de su lugar de origen, o bien de aquel con el que se identifica y establece vínculos de pertenencia. Generalmente se considera que para que el exilio sea tal deben mediar factores políticos y/o ideológicos que lo determinen, como estados opresores, guerras, revoluciones u otro tipo de conflictos similares.