Las etnografías contemporáneas del trabajo policial sugieren que las valoraciones diferenciales por género perduran a pesar de las disputas en el plano de los derechos sociales y laborales de las mujeres.
Si en la Argentina el primer peronismo dejó, como herencia irrevocable, la incorporación de mujeres a las fuerzas de seguridad, los cambios más recientes se advierten en la visibilidad social de esas agentes policiales y en su progresivo acceso a cargos de alto rango, como el alcanzado por Regina Zonta en 2010.