En el marco de la estructura productiva, plantear instrumentos que limitan el uso abusivo de los recursos naturales es prácticamente imposible. Para lograrlo, se debería empujar más la balanza del lado del trabajo complejo: aumentar considerablemente los proyectos de inversión en actividades innovativas y así disminuir el porcentaje de exportaciones tradicionales y de importaciones de MOI (manufacturas de origen industrial); generar un terciario complejo que no dependa del poder adquisitivo de los sectores de la renta, incluso la inmobiliaria; generar una alianza política coherente con dicho modelo. Se trata de producir una economía nacional, y por ende un territorio, con otro modelo de desarrollo menos jerárquico, innovador y al mismo tiempo redistributivo, que dé beneficios normales, hegemonizado por otros actores. Algo de este proceso parece observarse, pero aún en estado inicial. Desde la periferia se hace difícil.