Desde la Segunda Guerra Mundial se puede decir que hay en los conflictos bélicos, con más significación en los medios de comunicación de Occidente, un quiebre en cuanto al tratamiento de la información pública sobre ellos, sobre todo teniendo en cuenta lo que pasó en Vietnam, en la Guerra de Corea, o los intentos de intervención en Cuba.
En cada uno de estos casos la multiplicidad de medios y la proliferación de informantes –fronteras afuera y fronteras adentro, hacia la gente– aseguraron un control social ante los desmanes, los crímenes de lesa humanidad y/o las tergiversaciones de los fundamentos ideológicos, históricos, culturales, etcétera, de las partes del conflicto.