El ejercicio del poder en el ámbito interno de las Organizaciones con Fines Sociales es sostenido por la dirigencia a partir de diversas representaciones construidas por medio del discurso, que hablan de la participación como una posibilidad real de todos los integrantes dentro de la organización (sean estas posibilidades reales o no); a la información como al alcance de todos (aunque por lo general esté centralizada o circule de acuerdo a sus intereses); a la misión como de gran utilidad para la sociedad; y al propio ejercicio del poder como el necesario para realizar las acciones que requiere la gestión de esa misión.
Estas construcciones están atravesadas por el control y la violencia simbólica para regular y perpetuar los espacios que cada actor ocupa dentro del entramado organizacional, y las acciones que lleva a cabo en ellos. En este artículo se trabaja en profundidad sobre cada una de estas dimensiones.