Los estudios sobre el lenguaje han asistido en los últimos años a la consolidación de un campo abierto al feliz encuentro de varias disciplinas; se trata del análisis del discurso. Su objeto ha conocido múltiples definiciones y otros tantos abordajes teóricos y metodológicos, y mal o bien se ha rendido a su domesticación en los ahora infaltables manuales de análisis del discurso, donde el paraguas y la máquina de coser pueden finalmente reunirse sobre la mesa de disección.