Uno de los dilemas éticos más importantes que nos presenta hoy la comunicación en nuestro país es el hecho de haber sido relativizado el valor de la verdad y el correspondiente disvalor que porta la mentira. Cuestión que no se ha generado de la manera tradicional, como herramienta de dominación social de un gobierno autoritario, sino que lo novedoso es que el problema se genera desde la misma empresa periodística.