En Argentina tiene lugar una singular paradoja: a partir de la insurrección espontánea (1) del 19 y 20 de diciembre de 2001 cada vez hay más Comunicación Alternativa (C.A.), pero muy pocos saben de su existencia. Lejos de desalentar a sus artífices, esta contradicción les impulsa a reafirmar su praxis comunicacional sin abandonar la reflexión y el sentido autocrítico. A lo largo del período sociopolítico abierto hace ya diez años han surgido ricas conceptualizaciones sobre la alternatividad comunicacional, ya sea desde ámbitos académicos como del interior mismo de las prácticas.