En el contexto del pasaje que se produce entre el alfonsinismo y el menemismo, la televisión no va a estar exenta de la implementación de políticas neoliberales a través de la privatización de los canales y emisoras. Pero para que esto sucediera hubo de modificarse primero la ley de radiodifusión permitiendo la entrada de capitales extranjeros, la formación de multimedios, holdings y monopolios.
Así ya no sólo los soportes tecnológicos dependían de los usos foráneos, sino que la programación estuvo cada vez más sujeta a una lógica comercial dependiente de una estructura de capitales trasnacionales.