En octubre de 2007 el estado de Tabasco, ubicado en el sureste del territorio mexicano, sufrió una severa inundación consecuencia de la combinación del Frente Frío no. 4 y una baja presión vinculada a la tormenta tropical Noel; esta fuerte precipitación en forma de lluvias provocó la anegación en 11 de los 17 municipios, incluida la capital del Estado. Se estima que en su momento más crítico, el 62% la superficie estatal estaba cubierta de agua, lo cual afectó a cerca de 1.500 localidades (90% rurales); dejó a casi 1,5 millones de damnificados (75% de la población del Estado); casi 6.500 kilómetros de carreteras y caminos afectados (73% de la red del estado) y 132 puentes; 570 mil hectáreas agrícolas siniestradas; 123 mil viviendas con afectaciones. En conjunto los daños y pérdidas causados por el desastre ascendieron a 31,8 miles de millones de pesos, equivalentes a poco más de 3.100 millones de dólares. El impacto del desastre representó 29,31% del PIB estatal. No hay memoria en México de un desastre que haya comprometido una porción tan grande de la economía local (CEPAL/CENAPRED/GET, 2008).