El papel de la prensa gráfica durante la coyuntura del golpe cívico-militar que derroca al gobierno de María E. Martínez de Perón en marzo de 1976 ha sido estudiado por diferentes autores, los que coinciden en señalar la responsabilidad de los periódicos de circulación nacional en la conformación de una opinión pública favorable a la ruptura del orden constitucional y, posteriormente, en el sostenimiento del régimen dictatorial (Blaustein y Zubieta, 1998; Díaz, 2002; Malharro y Gijsberts López, 2003). Este enfoque está siendo revisado a partir de nuevos estudios que señalan las particularidades del discurso y de la producción periodística de algunos medios, y que tienden a matizar la idea de un “comportamiento homogéneo” de la prensa nacional durante todo el período. En esa línea se sitúan los recientes aportes de Díaz, Passaro y Giménez (2009) quienes, partiendo del concepto de “periodismo pendular”, analizan los desplazamientos que fueron posicionando a los “no socios” (conceptualización que parte de una característica compartida por los periódicos allí estudiados, en tanto que La Prensa, The Buenos Aires Herald y El Día no integraron la empresa Papel Prensa SA, lo que señalaría su distanciamiento del gobierno de facto) en disímiles actitudes respecto al discurso oficial y frente a distintas problemáticas durante los años 1974 y 1982. Por su parte, considerarlos como actores políticos, le permite a los autores analizar la relación que dichos medios debieron forjar con otros actores en un contexto histórico determinado, recuperando así la trama sociopolítica del período.